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TUTANKAMON La maldicion del Faraón
 Tutankamon la maldición del Faraón



 

Entre los muchos misterios-mitos que existen no podía faltar la maldición del Faraón. ¿de donde procede? ¿Qué ocurrió? …. Trataremos de explicároslo brevemente.

….. A 680 kilómetros, subiendo el curso del Nilo, de El Cairo se encuentra Tebas, en otro tiempo gran urbe y sede de Faraones.

En 1917 Lord Carnavon y Howard Carter se pusieron a excavar en una zona conocida como “El Valle de los Reyes” (Tebas oeste) en una zona que ya se consideraba totalmente examinada, buscaban la tumba del Faraón Tutankamon basándose en una curiosa copa de porcelana y una orca donde figuraba ese nombre; todos los expertos profesionales de la época se rieron de el.

Durante varios años excavaron en distintas zonas del valle sin encontrar nada, ya casi desesperados toman la decisión de que aquel invierno de 1922 (tras 5 años de búsqueda) seria el último.

El 6 de Noviembre Carter envia a Lord Carnavon, que por aquel entonces se encontraba en Inglaterra, el siguiente telegrama:

“realizado descubrimiento maravilloso; tumba sorprendente con sellos intactos; he cubierto todo hasta su llegada. ¡Mi felicitación!”

el 24 de Noviembre llegan hasta la puerta, y vieron un nombre escrito TUTANKAMON. Lamentablemente esa puerta ya había sido profanada, tenía los sellos abiertos. Sin desfallecer por eso siguieron excavando hasta que dieron con una segunda puerta, igualmente profanada, allí practicaron una pequeña abertura y Carter pudo ver, a la luz de una vela, algo que le dejo en silencio, a la pregunta de Lord Carnavon, Carter respondió: “si, algo maravilloso”

Féretros dorados, un sitial de oro, la maza y la vara de los reyes, y en la frente, la cobra, símbolo de los reyes. Luego otra pequeña cámara lateral, llena de toda clase de tesoros y objetos. Allí los ladrones habían revuelto y roto algunas cosas, pero no se habían llevado nada. Examinando las paredes descubrieron una tercera puerta entre las dos estatuas del rey, de momento prefirieron no tocarla…

El 17 de enero de 1923 decidieron abrirla con la presencia de autoridades y expertos. Cuando Carter realizo la apertura se encontró con una pared de oro, que resulto ser el costado de un gigantesco féretro dentro de el 4 féretros ¡el ultimo con los sellos intactos!

Tras días de trabajo, por fin el 3 de febrero se abrió el ultimo y tras retirar lienzos se descubrió una preciosa mascara de oro del niño faraón y en su interior la momia de Tutankamon.

Y damos comienzo a la maldición

Rara fue la muerte de Lord Carnavon, según dicen por una picadura de mosquito (de entre millones de picaduras rara es la que es malsana, y si lo es, el resultado es la malaria por aquellos días ya curable) en el momento de su muerte la luz de la casa se fue… y en el mismo momento su perro, inseparable, también murió… entre las inscripciones de la tumba estaba: “LA MUERTE TOCARA CON SUS ALAS AL QUE MOLESTE AL FARAON MUERTO”

Antes de que la momia fuera trasladada al museo de El Cairo, Archibald Douglas recibió el encargo de radiografiarla. Poco después empezó a sentirse mal y murió cuando realizaba otra radiografía a otra momia.

Arthur Mace, quien conjuntamente con Carter, abrió la cámara sepulcral. Murió poco después.

Audrey Herbert, hermanastro de Lord Carnavon, se suicidó presa de la locura.

En 1929 Lady Elizabeth Carnavon falleció victima de la picadura de un insecto

Evelin white, quien también colaboró en el descubrimiento, también pereció victima de la locura tras suicidarse.

En el año de 1930 el numero de muertes, de personas que habían participado en la excavación, se elevaba a 21. Prácticamente de aquel descubrimiento solo quedaba vivo Carter.

Aun hay mas, en 1939 radio “El Cairo” quiso celebrar el año nuevo musulmán usando las trompetas halladas en la tumba, el vehículo que las transportaba cayo por un barranco y el chofer murió. Poco después, el músico que se aprestaba a tocarlas, murió en el mismo momento que sus labios las tocaban víctima de un ataque al corazón.

 

Testigo mudo de todo aquello y ya de viejo, murió Howar Carter.



 

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